Estimado Señor Bond:
No tengo el gusto de conocerlo personalmente, pero he
seguido de cerca todas sus aventuras con gran interés y debo decirle que siento
hacia usted un gran afecto y admiración. Las bellas mujeres y los autos veloces
palidecen frente a su asombroso despliegue de audacia y coraje.
Lamentablemente, mis fieles secuaces me informan que su
próxima misión tiene como objetivo atacar a este humilde servidor. Recibí la
noticia con gran pesar, ya que no me resulta grato tener que eliminar cruelmente
a una persona de su valía. Por tal motivo, a través de esta misiva, apelo a su
buena voluntad para dirimir el asunto de una forma más civilizada.
Comprendo su preocupación por los recientes avances de
nuestro programa de desarrollo nuclear, pero me veo en la obligación de señalar
que existen otros casos similares, incluso más evolucionados que el nuestro. Sin
embargo no veo que usted haya intentado infiltrarse en el pentágono –por dar un
ejemplo al azar- y liberar al mundo de tan fatídica amenaza.
Entiendo que su accionar responde a las voluntades de Su
Majestad y su país no se destaca precisamente por el diálogo, pero
confío en que su inobjetable sentido común y su particular encanto logren
llevar esta amarga situación a buen puerto y podamos zanjar nuestras
diferencias, martini mediante, contemplando un atardecer en el balcón de mi
humilde guarida secreta.
Atentamente suyo:
Mr. X