14



No me considero un experto en el arte de la seducción, más bien todo lo contrario, pero la única certeza absoluta que tengo sobre el tema es inapelable.

Consulté varias fuentes de ambos sexos, incluso acudí a la comprobación empírica, y te puedo asegurar, te firmo lo que quieras, que no hay un sólo indicio que sugiera aunque sea una mínima o remota relación entre la bocina del auto y la libido femenina.

No conozco ningún caso exitoso. No encontré documentación, antecedentes, estudios ni experimentos científicos que avalen –o refuten siquiera- este curioso accionar. El motivo del bocinazo a las chicas sigue siendo un misterio.

Seguiremos informando.



13



Querido diario:

Ser bombero voluntario no es tarea fácil. Aunque lo supiera cuando tomé la decisión de abandonar el grupo de danza para cumplir mi destino nunca hubiese imaginado cuán duro y sacrificado sería enfrentarse diariamente a estas terribles desgracias que me resultaban ajenas unos pocos días atrás.

Aun así estoy conforme con mi elección. El grupo humano es divino y el uniforme es fabuloso. La zozobra que produce la habitual cercanía de la muerte no logra empañar mi alegría ni aplacar mi entusiasmo.

Es un gran comienzo, tengo mucho por delante. Ansío fervientemente encontrar en mi nueva vida la misma pasión que alguna vez sentí sobre un escenario. Que cada golpe de mi martillo, cada chorro de mi manguera, disipe las nubes de duda que acechan mi espíritu y me liberen de la pesada carga de la incertidumbre.



12


Sabés lo que va a pasar, dejás que pase y después te sentís un boludo/a porque no hiciste nada por evitarlo. Y así sucesivamente.

Infinita documentación al respecto, siglos de conocimiento y sabiduría acumulados. 
Ouroboros, samsara y otros conceptos milenarios que están ahí desde el principio de los tiempos para ilustrarnos y ayudar a que nuestro tránsito por la vida sea una espiral de virtud y no una repetición continua de errores e infortunios.

Todo al pedo. Después de que se me hierve el agua del mate por tercera vez consecutiva no queda otra que asumir que hay un inevitable patrón circular que rige nuestra existencia y nos devuelve siempre a donde empezamos.



11


Buenas tardes. Vengo del futuro para aclarar un asunto que ahora parece una pavada pero ya van a ver que no es joda:

Eso del auto que se maneja solo no va a andar.

No porque sea una mala idea, sino porque cuando se empiecen a estrolar no vamos a saber a quién echarle la culpa, las empresas de seguros colapsarán y todo el sistema social y financiero entrará en un vórtice de caos y confusión que llevará a la inevitable degradación de los valores morales más básicos sumiéndonos en una larga era de oscuridad y quebranto.

Además, no sé para que nos complicamos si el auto en el que te subís, le decís donde querés ir y te lleva solo ya existe, se llama taxi. Tiene un solo problema: el taxista, pero convengamos que es más fácil arreglar ese tema que empezar todo de cero. En vez de gastar miles de millones en desarrollo tecnológico podemos invertir unos mangos en capacitarlos, pagarles mejor o completarles la dentadura. Y todos felices.

Después no digan que no les avisé.



10



Si me llega a escuchar María Fernanda (la de El Arte de la Elegancia de Jean Cartier) se muere. O se vuelve a morir, no sé si todavía está entre nosotros, tendría que fijarme en el coso de internet.

La cosa es así: estoy en condiciones de afirmar que la elegancia y el orden son dos conceptos sobrevalorados. No porque tengan poco valor, sino porque me parece que hay una confusión al respecto, un error de interpretación.

Se supone que la elegancia es un valor per se, una característica distintiva, sinónimo de clase y magnificencia. Y resulta que no, que en algún momento un grupete se puso de acuerdo para decidir que era elegante y que no, y si quedaste afuera te jodés, sory. O sea que entre Lady Gaga y un croto sólo hay semántica.

Con el orden pasa lo mismo. Cualquier hijo de vecino diría que si ponés una cosa al lado de la otra, de menor a mayor, de clarito a oscuro, está todo bien ordenado. Y no. Tampoco. Sory de nuevo. Fijate lo del mapa del genoma humano: las mentes más brillantes de nuestra era estuvieron años tratando de sacarle la ficha porque es un quilombo, pero a nadie se le ocurriría decir que tardaron mucho porque estaba todo desordenado.

También tengo un problema con la puntualidad, pero si te lo explico ahora no terminamos más.




09



Y bueno loco, si te vas a poner así no sé para te ponés a leer esto. Si no te gusta agarrá “Platero y yo”, que es pequeño, peludo, suave y no te va a decir que sos un pelotudo.

Ya sé que el pibe del Hogar Betania que te enchufa la estampita a la fuerza es medio pesado, pero no hace falta revoleársela así ni ponerle esa cara de orto. Te hacés el poronga porque sabés que el subte es tu territorio, pero en un mano a mano no le durás ni un round. 

Además el tipo tiene esa entonación rara, como un cantito ritual, un mantra. Capaz que es miembro de una secta de esas que manejan todo (masones, iluminati, alguna de esas) y al final resulta que el boludo que va todos los días en subte a un laburo de mierda funcional a sus turbios intereses de dominación mundial sos vos.

Pensalo.



08



Ahora que lo menciono, eso de las palabras en alemán podría funcionar acá también, habría que probar.

Viste que los tipos agarran varias palabras sueltas y las pegan para formar una más larga que representa un concepto complejo, a menudo de índole existencialista. Se han hecho muchos chistes al respecto y no es mi intención tomar el tema para la chacota, así que no voy a poner ningún ejemplo gracioso.

Sólo voy a señalar que en nuestro idioma ya tenemos algunos casos que se fueron desarrollando naturalmente, palabras que vienen inevitablemente juntas aunque insistamos en escribirlas separadas. Por ejemplo: mocosoinsolente, citadonosocomio o lareputisimamadrequeteremilparió.

Quizá esa sea la forma última de la evolución del lenguaje y al final resulta que los alemanes son efectivamente una raza superior. Espero que no, pero ahora me dejaste con la duda.



07


Alguien se va a ofender con esto, pero la verdad es que el machismo ya no es lo que era.

Por suerte, claro. Tampoco digo que haya desaparecido, solo que fue mutando. El machista ahora es culposo y se lo detecta cuando muestra la hilacha, ya no te manda a lavar los platos con ese orgullo implacable del tipo socialmente funcional que está sinceramente convencido de que las mujeres están en una etapa evolutiva inferior a la de los hombres.

Lo del macho violento es otro tema, ahí pareciera funcionar al revés, lo que mejora de un lado empeora por el otro, quizá como consecuencia de la propia mutación que hace que la tensión entre la culpa y la presión social se resuelva en violencia.

Para evitar esta paradoja deberían cambiar algunas estructuras culturales y sociales, supongo que es cuestión de tiempo.

Mientras, veamos como nuestros Cachos Castañas interiores se van perdiendo en la niebla. No es nostalgia, es la sensación de estar presenciando el derrumbe en cámara lenta de un edificio enorme y obsoleto, o la extinción de una especie indeseable. 

Seguro debe haber una palabra en alemán para eso.




06



Si algo nos distingue como especie es ese orgullo fatuo, la ilusión de que todo es posible porque somos el centro de nuestras vidas, porque tenemos control de todas nuestras decisiones.

Miralo al pibe de la foto: un fenómeno. Audaz, decidido, concentrado. La actitud perfecta, desafiante pero sereno. Confiado y seguro de sus aptitudes deportivas y humanas, en un frágil pero potente equilibro. Incluso su aerodinámico peinado refleja la búsqueda de superación y trascendencia.

Hasta que un huevo rebelde rompe el hechizo y desarma toda pretensión de simetría -esa falsa deidad que nos hace creer que hay un orden absoluto e indiscutible- y nos enfrenta a nuestra inevitable banalidad terrena.

El bulto nos interpela, nos recuerda nuestra condición humana, imperfecta, impredecible y asimétrica.

Y nos deja claro que el centro no es una opción, siempre hay que elegir.



05



El problema con las drogas es que no son prácticas. Vivimos una era de trazo grueso, la prehistoria de la farmacología. No digo que las que hay no sirvan, están bien, zafan, pero falta afinar mucho la puntería.

Te pongo un ejemplo: la otra vez estaba leyendo en el coso de internet que hay sustancias en el cerebro que modifican la percepción del tiempo. Es como un superpoder que tenemos pero no podemos controlar a voluntad. Desarrollar esa habilidad con entrenamiento llevaría mucho tiempo (Karate Kid dura un par de horas, pero el pibe se pasó años lustrando el piso antes de que le saliera la grulla) así que lo más lógico sería sintetizar la sustancia (dopamina, serotonina, algo así) y listo. La vendemos en un pastillero con pequeñas dosis, onda tic tac, y ahí sí que tenemos una droga realmente útil.

¿Tenés que pagar el monotributo y hay mucha cola? No importa, te clavás una verde y el tiempo vuela. ¿Te toca ducharte último y queda medio litro de agua caliente en el termotanque? Tomate la azul que hace todo más lento y disfrutalo como si estuvieras en un spa.

Tengo más propuestas pero no los quiero atosigar, vayan trabajando en esto y después vemos como seguimos. Muchas gracias.



04



Tendría que chequearlo, pero me parece que acabo de descubrir algo: el “coso” es lo que hay adentro de internet.

Nunca tuve muy claro para que servía exactamente esa palabra -coso- pero ahora se me hace evidente que era un concepto adelantado a su época y hasta que no apareció internet se estaba usando mal. Si, si, ya sé que hay otros usos: “el coso ese para cerrar la bolsita de la aspiradora” por ejemplo, que no tengo idea como se llama pero seguramente tiene un nombre (si no propongo llamarlo “cerrete”) pero que en todo caso no supone un desafío conceptual a la hora de aplicar la nomenclatura.

Con internet es distinto. Una cosa es la red como tal, el sistema de conexiones y nodos y todo eso, y otra muy diferente es lo que pasa ahí adentro. Eso vendría a ser el coso.

No sé, capaz que me equivoco. Fijensé.



03



Alguien tenía que decirlo: es tiempo de hablar claro, poner blanco sobre negro, decir las cosas de frente. No callarse, levantar la voz para llevar a todos el ineludible mensaje que durante tanto tiempo fue abyectamente oculto y relegado. No dejar que la retórica vacía nos confunda, que viles operadores de oscuros intereses nos arrastren a cenagosos pantanos de turbia grandilocuencia, a intrincados laberintos de rimbombante ampulosidad. Basta de enmarañados discursos repletos de absurdos e incongruentes adjetivos que solo sirven para ocultar ominosamente la lúgubre y fatídica carencia de ideas claras, frescas y transparentes. Terminemos con la prepotencia fútil de inflamadas y pretenciosas declamaciones que pretenden alzarse como absolutas verdades incuestionables pero sólo logran empañar e invisibilizar el genuino e incontestable centro fundamental de nuestro más urgente, elemental e insoslayable reclamo.

Alguien tenía que decirlo.



02



Ahora resulta que los pájaros son dinosaurios. No es que descienden de los dinosaurios, sino que SON dinosaurios. Fijate acá.

No parece que esto vaya a cambiar mucho las cosas, pero a mí me afecta, que querés que le haga.

Saber que tengo el techo del auto cagado por dinosaurios, o que mi gato es un depredador de dinosaurios (de haberlo sabido antes habría pensado mejor el nombre, se llama Teresito) no es algo fácil de procesar.



01



Resulta que viene el tipo, se sienta justo adelante y empieza a tirar el asiento para atrás todo lo que puede. Insiste más allá del límite lógico razonable que impone la circunstancia y el engranaje. No va que, una vez resignado a no lograr la horizontalidad absoluta, se pone a escribir en el celular inclinado hacia adelante, en contra de los principios más elementales de la física, la ley de gravedad y la kinesiología.

Supongo que la idea es aprovechar al máximo lo que ofrece el servicio, reclinación incluida. La contractura es el pequeño precio a pagar.

Viajé un poco incómodo, intentando decidir si alegrarme por su actitud rebelde o por su inminente tortícolis.