Que si a David Copperfield se le hubieran visto los cables
no se habría podido levantar a Claudia Schiffer.
Lo cual nos permite concluir que lo importante no es ser
auténtico sino sostener el truco.
Aunque sabemos que estamos colgados con alambre, igual creemos que
hay otros que flotan, y hasta llegamos a convencernos de que nosotros también
podemos. Porque la diferencia entre ilusión y realidad desaparece si el truco
es bueno.
Y el que duda, se cae.