Atrás de todo ese discurso de respeto, conciencia cívica y
sarasa estás escondiendo una pulsión morbosa que busca poner en falta al otro
para compensar falencias mucho más complejas que una simple falta cronométrica.
Tenés que entender que la precisión no es más que una
ilusión práctica que puede servir para algunas cuestiones específicas, pero nunca
como regla general. La exactitud es una quimera, y vos estás igual de lejos que
yo.