46














No, no, al contrario, está muy bien. Sacar la sortija no tiene nada de malo. La gente te aplaude, te ganás otra vuelta y todos felices.

El único problema es que si te la pasás buscando eso y no disfrutás el paseo puede ser que al final te quedes sin chicha y sin limonada. O, en el mejor de los casos, que tengas que gastarte el premio en hacer lo mismo que podrías haber hecho la primera vez, antes y mejor.

La segunda vuelta siempre es un poco más amarga.


45

Dos cositas nomás:

Una: pretender ser el “más algo” del mundo no es una meta muy interesante, aún si ese “algo” es bueno. Partiendo de la base que alguien tiene que ocupar ese lugar indefectiblemente (no puede quedar vacante) podemos decir que es más o menos como sacar la sortija, un esfuerzo por ser protagonista de lo que ya sabemos que va a suceder, sólo que no sabemos a quién. Ni bueno ni malo, inevitable e intrascendente.

Dos: si te caés de una escalera es un accidente, si te empujan no. Mismo golpe, misma consecuencia; otra historia, otras palabras.

Eso es todo. Buenas tardes, y que gane el mejor.


44

Si lo entendemos como el derecho a recibir un reconocimiento, el concepto de mérito implica algún tipo de logro, y desde este humilde espacio de reflexión afirmamos (yo) que solo hay dos tipos bien diferenciados de logro y, por extensión, de mérito.

Existe el logro absoluto y el logro relativo. El mérito obtenido es proporcional a cada uno.

Por ejemplo, todo lo expuesto en este blog probablemente se haya dicho antes y mejor, por lo cual esta serie de textos e imágenes es un logro relativo de dudoso mérito. Si en algún momento llego a embocar alguna idea original estaríamos frente a un logro absoluto de mérito enorme.

Es la diferencia entre inventar la rueda y cambiar el auto.

El problema es que es fácil confundirse.