Cuando se venga la noche no vas a poder ver ninguno de los dos.
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Cuando se venga la noche no vas a poder ver ninguno de los dos.
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Las paradojas suelen ser esclarecedoras.
Si la discusión sobre la validez de la lógica binaria
(bien/mal, derecha/izquierda) sólo tiene dos posiciones (a favor/en contra) debe ser por
algo.
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No se me ocurre otro ejemplo de una especie luchando
permanentemente contra sus debilidades.
Parece que casi todo lo que deseamos, lo que el cuerpo pide y el inconsciente demanda está mal.
Parece que casi todo lo que deseamos, lo que el cuerpo pide y el inconsciente demanda está mal.
Claro que esto no pretende ser una apología del crimen, las
adicciones, la agresión sexual, el exceso de sal en las comidas o cualquier otra
conducta perjudicial o socialmente condenable. Sólo trato de señalar que lo
único que evita que esas acciones se concreten es el esfuerzo constante que hacemos para controlar los impulsos básicos.
Supongo que esa debe ser la esencia humana, reprimir
pulsiones.
La pucha.
La pucha.
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Tenemos que hacer algo urgente con la nomenclatura sexual. No puede ser que todavía estemos usando “fellatio” y “cunnilingus” para referirnos a prácticas que claramente demandan una denominación más acorde a su carácter lascivo y febril.
Incluso hay casos a la inversa: “colombofilia” por ejemplo suena a perversión rebuscada y resulta que se refiere -decepcionantemente- al adiestramiento de palomas .
Mi equipo de colaboradores (Karina) ha realizado un exhaustivo relevamiento y llegamos a una preselección que incluye a los siguientes candidatos: “Caterva”, “Glotis”, “Alcachofa” y “Subterfugio”.
Obviamente son palabras que ya existen pero están mal aplicadas y se desperdicia su potencial erótico. Por eso mi humilde propuesta es hacer un enroque. Por ejemplo, que el cunnilingus pase a llamarse subterfugio y viceversa.
Todavía no elevamos la solicitud formal a la Real Academia, así que estamos a tiempo de recibir sugerencias. Mandá tu propuesta y ganá fabulosos premios.
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Las historias de superación suelen ser parecidas.
Nunca falta el momento revelador, el punto de inflexión en que se toma conciencia profunda y se inicia el camino de redención, algo que interpretamos como una señal milagrosa e inequívoca del destino.
Puede ser una casualidad, una desgracia o una boludez, pero aunque el lento y doloroso proceso de cambio haya consumido meses, años o incluso décadas, a los laureles siempre se los lleva esa excusa.
La ilusión de epifanía pura y absoluta compacta el extenso y oscuro período de duda, cobardía y debilidad en un instante místico y sublime. Borra el rastro de nuestras miserias y nos hace creer que de ahora en más vamos a ser mejor que antes.
Y así es como empezamos a mandarnos cagadas nuevas, lo que no es poco.
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Un hobby: ayudar a los necesitados. Un deseo: la paz
mundial.
Parece que cuando nos toca decirle al mundo qué queremos
somos todos la reina de la primavera dando el discurso arriba de un banquito
mágico que eleva nuestra estatura moral.
Y resulta que la moral siempre está más arriba que el culo
porque se trata de cómo deberían ser las cosas, no sobre cómo son. Entonces es
fácil: un par de enunciados indiscutibles y volvemos a la reconfortante
indolencia de siempre sintiéndonos la reencarnación de Nelson Mandela.
La ética, en cambio, es puro ahora. No hay fórmula posible,
exige una respuesta particular e inmediata para cada situación. Digamos que
está al ras del piso, o mejor dicho, que es el piso donde rebotamos después de cada
enunciado lleno de buenas intenciones que no podemos sostener con hechos. Y si
encima estás arriba del banquito el golpe es más duro.
Si se pudieran ver los moretones seríamos todos color
violeta.
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Madrugar no es mi fuerte, pero esa mañana estaba de buen
humor. La temperatura era agradable y el sol pegaba de costado en la ventana
que da a la calle, por eso la abrí.
Las persianas viejas son mañeras. La operación de
desplegarlas por completo suele llevar unos minutos y hacer una serie de ruidos
difíciles de ignorar, sin embargo la paqueta señora que estaba en la vereda a escasos centímetros
de mi ventana no se inmutó. Siguió de espaldas como si nada mirando al pequeño
perro hacer lo suyo. No pude ver su expresión en ese momento pero estoy seguro
que era de orgullo.
Mi reacción fue espontánea y sincera: “Señora, por favor no
haga cagar al perro acá”.
Su respuesta también: “¡Ay, que maleducado!”.
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No es ninguna novedad que la propaganda -por favor evitemos el
eufemismo “publicidad”- apela al morbo.
Lo que no termino de entender es la necesidad de humanizar
mosquitos y cucarachas para inmediatamente aplicarles un castigo ejemplar en
forma de aerosol.
Saber que la víctima tenía familia, amigos e incluso sentido
del humor (suelen hacer chistes antes de morir) debería ser insoportable y
desgarrador. Por el contrario, parece que conocer esos detalles hace más dulce
la masacre.
Quizá si los viéramos en su forma natural el exterminio sería
menos perturbador (son insectos, la
empatía se complica) pero no, para que truene el escarmiento y la inversión en insecticida se
justifique hay que mirarlos a los ojos, escuchar sus últimas palabras y recién
ahí liquidarlos sin piedad.
En este punto sería fácil asumir que lo que vemos en
pantalla es un síntoma de la sociedad, pero me parece una conclusión insuficiente, un poco pelotuda.
Otra no se me ocurre.
Otra no se me ocurre.
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Supongo que debe haber una explicación técnica, pero igual me
parece que habría que tener un poco más de cuidado cuando se comunican estas
cuestiones.
Si a mí me decís que la humedad ambiente es del 98% me
empieza a faltar el aire y me imagino que estamos a un 2% de morir ahogados. El
100% de humedad es agua, no jodamos.
Lo que pasa es que con la manija que traemos se mezcla todo y terminamos
con taquicardia cuando sólo deberíamos tener un leve dolor de sabañones.
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A ver
si nos vamos poniendo de acuerdo porque así no se puede. Tras que la cuestión
de género es un tema sensible y bastante complicado cada tanto aparece alguno
que la enrosca un poco más y tenemos que volver a replantear cuestiones que
parecían superadas.
La
última es la de esta persona que se considera “agender”, o sea, sin género (link acá). Por
mi todo bien, pero que alguien le avise que eso igual es una categoría. Una nueva que se define por la negación, pero sigue siendo una
categoría.
Entiendo
el deseo de no ser catalogado para evitar definiciones relacionadas a los
genitales o a la preferencia sexual que arrastran prejuicios y reducen algo tan
complejo como la identidad a una serie de estereotipos limitados e insuficientes.
Pero algún nombre hay que ponerle. Elegilo vos y yo te sigo, no hay problema,
pero si lo vas a andar cambiando a cada rato después no te ofendas si alguno se
cansa y te termina diciendo puto.
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No es fácil andar por la vida derrochando alegría y buena
onda. Por eso la gente demasiado simpática merece, por lo menos, un
reconocimiento al esfuerzo.
El problema es que el contacto con este tipo de individuos provoca un inevitable desconcierto sensorial. Es como cuando el sol pega de frente y al breve fastidio inicial le sigue una sensación agradable y nos entregamos asumiendo que la luz y el calor no pueden ser malos.
El problema es que el contacto con este tipo de individuos provoca un inevitable desconcierto sensorial. Es como cuando el sol pega de frente y al breve fastidio inicial le sigue una sensación agradable y nos entregamos asumiendo que la luz y el calor no pueden ser malos.
Pero en algún momento sucede, tarde o temprano. En ese
instante preciso en que la sonrisa se transforma en mueca, la ilusión se torna
insostenible, la duda se instala, la pupila se contrae y empezamos a prestar
atención a lo que estaba en la sombra.
Es un asunto de apertura y exposición, una ecuación
fotográfica: mucha luz en poco tiempo quema el rollo.
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Basta señores. Acabemos de una vez con esta farsa: es el huevo.
No hay forma de que primero aparezca una gallina. Un huevo
es algo así como una célula gigante, por eso resulta mucho más probable que se
haya desarrollado antes que un bicho completo con plumas y todo, que encima
resultó ser un dinosaurio (ver post Nº 2).
Incluso los creacionistas deberían tener claro que a la hora
de modelar arcilla lo más lógico es arrancar con figuras básicas. El huevo sale
en la primera clase.
Ahora que dejamos claro este punto pasemos al debate
profundo: ¿Pata o pechuga?.
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Pensá un número del 1 al 10.
El culo te abrocho.
El culo te abrocho.
Parece una conjetura arriesgada, pero un 10% de
probabilidades es mucho. Mucho más que la quiniela. Muchísimo más que la fe,
donde los factores de influencia se multiplican y el número estimado de
participantes anda alrededor de los 6.000 millones. Ya sé que rezar y hacer el
bien te suma puntos, pero igual es un tiro muy largo. Sobre todo comparado con
otras circunstancias donde las variables son más acotadas.
Revolear una moneda por ejemplo. Ahí tenés 50 y 50, sin
embargo se lo considera puro azar. Si lo pensás un poco, está mucho más cerca
del método científico que decir oraciones y confesar pecados.
Pero ya sabemos que Dios, Alá, Buda, Mahoma y el Pastor
Giménez obran de manera misteriosa y a veces las cosas pasan.
Y una casualidad vale más que mil razones.
26
Cuando la cosa no va,
no va. Y listo. Es al pedo rempujar, decía el gaucho.
El tema es que chuparse esa mandarina a esta altura es
prácticamente imposible. Más en estos tiempos de corrección
política y redes sociales que nos pretenden hacer creer que tenemos que estar de acuerdo en
todo.
El arreglo tácito dice que somos todos buenos, solidarios, comprometidos y el que diga lo contrario es un inadaptado o algo peor. La discordancia es insoportable, parece que la única forma aceptada de interacción social es el consenso.
El arreglo tácito dice que somos todos buenos, solidarios, comprometidos y el que diga lo contrario es un inadaptado o algo peor. La discordancia es insoportable, parece que la única forma aceptada de interacción social es el consenso.
Podría ser un sistema viable si no fuera porque la tensión
entre lo que pretendemos y lo que finalmente resulta sólo puede resolverse en
violencia.
Hay que decir que tiene cierta lógica práctica: es más fácil
odiar al otro que aceptar algo que no entendemos. La incertidumbre es más
insoportable que la discordancia.
El problema, en realidad, es que no somos lo que queremos. Es
lo que hay.
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La felicidad es una pistola caliente, cantaban los Beatles.
La imagen es maravillosamente precisa: un artefacto peligroso,
imprevisible, emite un destello violento que cambia la percepción
y suspende la realidad en un momento único y efímero. Hasta que la liberadora sensación
de lo inevitable se desvanece dejando paso a las consecuencias. La felicidad
sería ese breve lapso entre la detonación cegadora y el frío de lo concreto.
Todo muy lindo. Pero yo –que soy un poco más rústico- creo
que la felicidad es básicamente idiota.
Para ser feliz hay que suspender los mecanismos de la razón,
resignar cualquier tipo de análisis crítico, dejarse llevar por las
circunstancias. Incluso bloquear la memoria. La felicidad es algo que sucede
cuando se dan esas condiciones que describen precisamente a la idiotez.
Coincido con Lennon y McCartney en que dura poco.
La felicidad es un pedo en una canasta.
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La actualidad es una trampa.
La percepción inevitablemente limitada que tenemos del
momento que nos toca vivir nos impide hacer una evaluación razonable –ni hablar
de objetiva- de los acontecimientos. Todo parece importante, todo es urgente.
La forma más efectiva de enfrentar el dilema presente suele
ser usando trucos aprendidos en actualidades anteriores, haciéndole trampa a la trampa.
Entonces podríamos decir que lo que realmente importa de lo
que está pasando ahora es lo residual, lo que nos va a servir para entender lo
que pase después.
Estar atrasado en el presente es como ver el futuro.
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Hace tiempo un tipo con nombre de frigorífico hizo
una propuesta muy racional y sustentable: comerse a los pobres para terminar con la pobreza.
Más precisamente a los hijos de los pobres. Las ventajas eran innumerables:
mejor calidad de vida para las embarazadas (por cuidar a su producto) un
crecimiento exponencial de la economía en los sectores más necesitados y un
ahorro importante para el estado. Además de introducir un nuevo manjar al menú
de los pudientes y sibaritas.
No llegó a implementarse por cuestiones
morales y otros prejuicios de esa índole, pero creo que ha pasado tiempo
suficiente como para reconsiderar la idea. O por lo menos buscar una variante
aggiornada a los tiempos que corren.
Sé que hay muchos que tienen propuestas
muy interesantes y no se animan a decirlas por miedo a la condena social, esa espantosa y demodé forma de censura.
Vamos muchachos, levanten la mano, no sean tímidos. Es ahora o nunca.
Wiki
Texto
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Dicen que lo que nos diferencia de otros animales es la
conciencia, la posibilidad de racionalizar.
Aunque hay indicios de conciencia en algunas especies, no hay
consenso absoluto sobre el tema en la comunidad científica, y ya sabemos que
ante la duda siempre se impone la opinión del más convencido. Digamos que preferimos
pensar que somos superiores al resto.
Entonces le entramos
al churrasco sin culpa ni remordimiento, montamos caballos y vamos a pasear al
zoológico, por mencionar algunas de las conductas más aceptadas. Asumimos todo eso como un derecho intrínseco y podemos explicarlo racionalmente, pero al final no es más que la clara manifestación de nuestra ineludible animalidad.
Tengo que aclarar que no soy ni remotamente vegetariano ni
estoy en contra de muchas de esas prácticas, pero no puedo dejar de pensar que
inevitablemente llegará el momento en que todas esas costumbres sean
consideradas primitivas y repugnantes.
Al final, lo que nos diferencia es lo que nos condena. La razón nos hace creer que no
somos animales.
21
Para estar a la moda sólo hace falta tener paciencia.
Ni plata, ni buen gusto, ni revistas ni nada. Paciencia
nomás.
Es así: vos quedate como estás, misma pilcha, mismo peinado.
La naturaleza humana y las vueltas del mercado hacen que en algún punto de la
historia todo eso coincida, se alineen los planetas y pum!, de golpe tenés una
onda tremenda.
20
Estimado Señor Bond:
No tengo el gusto de conocerlo personalmente, pero he
seguido de cerca todas sus aventuras con gran interés y debo decirle que siento
hacia usted un gran afecto y admiración. Las bellas mujeres y los autos veloces
palidecen frente a su asombroso despliegue de audacia y coraje.
Lamentablemente, mis fieles secuaces me informan que su
próxima misión tiene como objetivo atacar a este humilde servidor. Recibí la
noticia con gran pesar, ya que no me resulta grato tener que eliminar cruelmente
a una persona de su valía. Por tal motivo, a través de esta misiva, apelo a su
buena voluntad para dirimir el asunto de una forma más civilizada.
Comprendo su preocupación por los recientes avances de
nuestro programa de desarrollo nuclear, pero me veo en la obligación de señalar
que existen otros casos similares, incluso más evolucionados que el nuestro. Sin
embargo no veo que usted haya intentado infiltrarse en el pentágono –por dar un
ejemplo al azar- y liberar al mundo de tan fatídica amenaza.
Entiendo que su accionar responde a las voluntades de Su
Majestad y su país no se destaca precisamente por el diálogo, pero
confío en que su inobjetable sentido común y su particular encanto logren
llevar esta amarga situación a buen puerto y podamos zanjar nuestras
diferencias, martini mediante, contemplando un atardecer en el balcón de mi
humilde guarida secreta.
Atentamente suyo:
Mr. X
Mr. X
19
Así no muchachos, un poco de dignidad, por favor.
No podemos arreglar todo con una cita de Oscar Wilde o un
poema de Neruda que sacamos de Wikipedia y ni siquiera sabemos si es auténtico
porque en la puta vida agarramos un libro de ninguno de los dos.
Que sé yo si Borges dijo eso que me ponés ahí, inclinadito y
entre comillas. Así cualquier boludez parece importante. Además sabés que no me voy a
poner a discutir con Jorge Luis, y con eso te asegurás -por lo menos- el beneficio
de la duda.
Eso, señores, es cobardía intelectual.
Que feo.
18
Entonces cuando estás completamente obnubilado con esos chirimbolos increíbles
de tu nuevo teléfono sintiéndote una cruza de James Bond con Flash Gordon, te
llega un mensaje lleno de pq, tb y lol, rematado con una carita feliz, que
seguramente le haya ahorrado mucho tiempo al escribiente pero a vos te lleva una
eternidad descifrar.
Y ahí nomás te das cuenta que con el telégrafo estábamos
bien. Que no hacía falta mucho más que eso, que tuvimos que seguir de largo
para terminar volviendo al punto justo.
Ya sé, ya sé: “no se ponga así nono, la pastilla”. Vos
gastame todo lo que quieras, pero la verdad es que cuanto más botones tenés, menos
ganas de apretarlos te da.
Una mezcla triste de ansiedad y desidia te obliga a resumir sin necesidad cosas que no tienen la más mínima importancia.
Una mezcla triste de ansiedad y desidia te obliga a resumir sin necesidad cosas que no tienen la más mínima importancia.
Lo cual, más que una paradoja es una confirmación: esas
cosas no tienen -efectivamente- la más mínima importancia.
17
Hay cosas que uno cree, cosas que uno cree que cree y otras
que quiere creer.
Te pongo un ejemplo:
No tengo las estadísticas, pero supongo que el ser humano promedio cree honestamente en algo general. La paz, ponele.
Al mismo tiempo, cree creer que está a favor de algo en particular (la paz en una circunstancia puntual) pero lo que argumenta para
sostenerlo deriva de la conveniencia coyuntural o de la influencia externa que asume como convicción profunda. Incluso las propias acciones prácticas
contradicen esa creencia enunciada.
Finalmente, quiere creer que está a favor de eso
porque es una buena persona, aunque en el fondo sepa que le falta mucha gomina
para salir en Billiken.
Esto explicaría, entre otras cosas, la práctica de yoga en
occidente.
16
Vengo cada noche desde tu partida
miro el firmamento buscando consuelo
pero nunca encuentro la calma que anhelo
no existe remedio que cure mi herida.
miro el firmamento buscando consuelo
pero nunca encuentro la calma que anhelo
no existe remedio que cure mi herida.
Fuiste mi tesoro, mi mayor desvelo,
y aunque tu consorte fuese la bebida
hoy, sin la menor duda daría mi vida
por alzar los ojos y ver en el cielo
y aunque tu consorte fuese la bebida
hoy, sin la menor duda daría mi vida
por alzar los ojos y ver en el cielo
tus viriles manos, tu pálida tez
tu gesto sereno de amor y recato
susurrando dulce como aquella vez
susurrando dulce como aquella vez
que nació el amor, como en un relato.
Un cuento de hadas, ingenuo, tal vez
que hoy recuerdo triste, tomando moscato.
De la serie Sonetos de amor etílico
Un cuento de hadas, ingenuo, tal vez
que hoy recuerdo triste, tomando moscato.
De la serie Sonetos de amor etílico
15
El futuro ya pasó.
Lo de ahora es otra cosa. Ese optimismo inoxidable, esa idea
de que lo que viene es mejor ya no existe. Lamento ser el portador de
tan cruda noticia, pero es tiempo de asumir que las cartas están echadas.
Todo lo que pase de acá en adelante está definido. Sabemos que
hay robots, que se pueden clonar células, que los aparatos son cada vez más chiquitos
y con menos cables y… pará de contar. A lo sumo se puede decir que va a ser
todo cada vez más eficiente, pero olvidate de una novedad.
Ni siquiera hace falta imaginarse nada, te mirás alguna película
de Tom Cruise y ya sabés más o menos lo que va a pasar en los próximos años.
Lo más probable es que ya tengan todo inventado y te lo van largando de a poco para que no se te amontonen las cuotas.
Lo más probable es que ya tengan todo inventado y te lo van largando de a poco para que no se te amontonen las cuotas.
14
No me considero un experto en el arte de la seducción, más bien todo lo
contrario, pero la única certeza absoluta que tengo sobre el tema es
inapelable.
Consulté varias fuentes de ambos sexos, incluso acudí a la
comprobación empírica, y te puedo asegurar, te firmo lo que quieras, que no hay
un sólo indicio que sugiera aunque sea una mínima o remota relación entre la
bocina del auto y la libido femenina.
No conozco ningún caso exitoso. No encontré documentación,
antecedentes, estudios ni experimentos científicos que avalen –o refuten
siquiera- este curioso accionar. El motivo del bocinazo a las chicas sigue siendo un misterio.
Seguiremos informando.
13
Querido diario:
Ser bombero voluntario no es tarea fácil. Aunque lo supiera
cuando tomé la decisión de abandonar el grupo de danza para cumplir mi destino nunca
hubiese imaginado cuán duro y sacrificado sería enfrentarse diariamente a estas
terribles desgracias que me resultaban ajenas unos pocos días atrás.
Aun así estoy conforme con mi elección. El grupo humano es
divino y el uniforme es fabuloso. La zozobra que produce la habitual cercanía
de la muerte no logra empañar mi alegría ni aplacar mi entusiasmo.
Es un gran comienzo, tengo mucho por delante. Ansío
fervientemente encontrar en mi nueva vida la misma pasión que alguna vez sentí
sobre un escenario. Que cada golpe de mi martillo, cada chorro de mi manguera,
disipe las nubes de duda que acechan mi espíritu y me liberen de la pesada
carga de la incertidumbre.
12
Sabés lo que va a pasar, dejás que pase y después te sentís un boludo/a
porque no hiciste nada por evitarlo. Y así sucesivamente.
Infinita documentación al respecto, siglos de conocimiento y sabiduría
acumulados.
Ouroboros, samsara y otros conceptos milenarios que están ahí desde el principio de los tiempos para ilustrarnos y ayudar a que nuestro tránsito por la vida sea una espiral de virtud y no una repetición continua de errores e infortunios.
Ouroboros, samsara y otros conceptos milenarios que están ahí desde el principio de los tiempos para ilustrarnos y ayudar a que nuestro tránsito por la vida sea una espiral de virtud y no una repetición continua de errores e infortunios.
11
Buenas tardes. Vengo del futuro para aclarar un asunto que ahora
parece una pavada pero ya van a ver que no es joda:
Eso del auto que se maneja solo no va a andar.
No porque sea una mala idea, sino porque cuando se empiecen a estrolar no vamos a saber a quién echarle la culpa, las empresas de seguros colapsarán y todo el sistema social y financiero entrará en un vórtice de caos y confusión que llevará a la inevitable degradación de los valores morales más básicos sumiéndonos en una larga era de oscuridad y quebranto.
Eso del auto que se maneja solo no va a andar.
No porque sea una mala idea, sino porque cuando se empiecen a estrolar no vamos a saber a quién echarle la culpa, las empresas de seguros colapsarán y todo el sistema social y financiero entrará en un vórtice de caos y confusión que llevará a la inevitable degradación de los valores morales más básicos sumiéndonos en una larga era de oscuridad y quebranto.
Además, no sé para que nos complicamos si el auto en el que
te subís, le decís donde querés ir y te lleva solo ya existe, se llama taxi. Tiene
un solo problema: el taxista, pero convengamos que es más fácil arreglar ese
tema que empezar todo de cero. En vez de gastar miles de millones en desarrollo
tecnológico podemos invertir unos mangos en capacitarlos, pagarles mejor o
completarles la dentadura. Y todos felices.
Después no digan que no les avisé.
10
Si me llega a escuchar María Fernanda (la de El Arte de la
Elegancia de Jean Cartier) se muere. O se vuelve a morir, no sé si todavía está
entre nosotros, tendría que fijarme en el coso de internet.
La cosa es así: estoy en condiciones de afirmar que la elegancia y el orden son
dos conceptos sobrevalorados. No porque tengan poco valor, sino porque me
parece que hay una confusión al respecto, un error de interpretación.
Se supone que la elegancia es un valor per se, una característica
distintiva, sinónimo de clase y magnificencia. Y resulta que no, que en algún
momento un grupete se puso de acuerdo para decidir que era elegante y que no, y
si quedaste afuera te jodés, sory. O sea que entre Lady Gaga y un croto sólo hay
semántica.
Con el orden pasa lo mismo. Cualquier hijo de vecino diría
que si ponés una cosa al lado de la otra, de menor a mayor, de clarito a
oscuro, está todo bien ordenado. Y no. Tampoco. Sory de nuevo. Fijate lo del
mapa del genoma humano: las mentes más brillantes de nuestra era estuvieron
años tratando de sacarle la ficha porque es un quilombo, pero a nadie se le
ocurriría decir que tardaron mucho porque estaba todo desordenado.
También tengo un problema con la puntualidad, pero si te lo
explico ahora no terminamos más.
09
Y bueno loco, si te vas a poner así no sé para te ponés a leer
esto. Si no te gusta agarrá “Platero y yo”, que es pequeño, peludo, suave y no
te va a decir que sos un pelotudo.
Ya sé que el pibe del Hogar Betania que te enchufa la estampita a la fuerza es medio pesado, pero no hace falta revoleársela así ni ponerle esa cara de orto. Te hacés el poronga porque sabés que el subte es tu territorio, pero en un mano a mano no le durás ni un round.
Además el tipo tiene esa entonación rara, como un cantito ritual, un
mantra. Capaz que es miembro de una secta de esas que manejan todo (masones,
iluminati, alguna de esas) y al final resulta que el boludo que va todos los
días en subte a un laburo de mierda funcional a sus turbios intereses de
dominación mundial sos vos.
Pensalo.
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