13



Querido diario:

Ser bombero voluntario no es tarea fácil. Aunque lo supiera cuando tomé la decisión de abandonar el grupo de danza para cumplir mi destino nunca hubiese imaginado cuán duro y sacrificado sería enfrentarse diariamente a estas terribles desgracias que me resultaban ajenas unos pocos días atrás.

Aun así estoy conforme con mi elección. El grupo humano es divino y el uniforme es fabuloso. La zozobra que produce la habitual cercanía de la muerte no logra empañar mi alegría ni aplacar mi entusiasmo.

Es un gran comienzo, tengo mucho por delante. Ansío fervientemente encontrar en mi nueva vida la misma pasión que alguna vez sentí sobre un escenario. Que cada golpe de mi martillo, cada chorro de mi manguera, disipe las nubes de duda que acechan mi espíritu y me liberen de la pesada carga de la incertidumbre.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario