Habíamos quedado en que pensar demasiado arruina la
experiencia, pero demasiado poco tampoco es bueno. Siempre hay alguien dispuesto
a pensar por vos, y ahí cagaste.
Y cagamos todos. Terminamos tapados de memes que nos ahorran
la conclusión y encima son graciosos, lo que sería buenísimo si no corrieran el
foco, diluyeran el sentido y lo arrastraran a la más desoladora intrascendencia
en forma de catarsis.
Ya sé que quejarse de internet en un blog es como protestar
contra la burocracia por fax, pero es lo que hay.
Pónganse las pilas. Último aviso.