Hace tiempo hice una propuesta (acá) que empezaba igual que
este post. En realidad no era una idea mía sino de Jonathan Swift, un señor muy lúcido que no es el
de la foto, ese es Mark Twain, que no tiene nada que ver con esto pero está con
un gatito y no pude resistirme.
Volviendo al tema, parece que, si bien las políticas
actuales están enfocadas en esa dirección, la cosa viene un poco lenta y
todavía no se ven los resultados deseados.
Así que les traigo otra sugerencia para acelerar un poco el
proceso: en vez de empobrecer a la gente y comérsela, enriquezcámoslos y que se
coman entre ellos.
Siguiendo la teoría riquelmeana de que uno muestra quién es
realmente cuando tiene un mango en el bolsillo, hagamos a todos ricos así
sacamos lo peor de cada uno y depuramos la especie, evitamos la superpoblación,
mejoramos el medio ambiente y otros beneficios colaterales. Todo en un marco de
glamour y abundancia.
Sale caro, pero garantiza resultados inmediatos, así que la
inversión se recupera rápido y se reparte entre los pocos que quedan.
De nada.
De nada.
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